la voz de la libélula
no sé cómo llegó a mis laberintos
son palabras en voz alta que dijo ella antes de partir
estaban escritas en rojo estridente para no sé quién
me gusta que se acomoden aquí
gracias por el saqueo, Libélula.
un beso sureño,
desde allende la mar
mh
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
¿Cuál hubiese sido nuestro destino si no nos adelantábamos antes a frenar lo esperablemente incierto?
Pero no!!
Teníamos que defendernos de la deliciosa amenaza del puñal de la felicidad antes de poder conocerla...
Hoy creo haber entendido tu cínica jugada: sos tan sólo un esclavo de la cobardía,
un súbdito más de nuestra Gran Señora.
¿Para qué levantarse si mañana vamos a caer?
Yo ya no acepto ese triste consuelo de mediocridad.
Me cansé de usar armaduras, porque al menos una vez quiero sentir que el fuego me consuma para poder renacer de mi ruina.
Quiero juntar mis cenizas y así reconstruir mi historia muy lentamente,
cuidando de cada minúsculo fragmento para ser plenamente consciente de todos los detalles que me conforman.
Si lo prefieren, pueden confundirlo con una estúpida variante del optimismo; pero en realidad, es algo mucho menos superficial que el auto convencimiento.
Tal vez ingenuidad...
Aunque muy contradictorio, lo acepto.
Porque, de alguna manera,
la plena consciencia está atrapada en la locura de la cobardía.
Y la cobardía es presa de la soledad.
Y la soledad gobierna las vidas de los valientes.
Y los valientes están destinados al sufrimiento.
Y el sufrimiento vigila las lápidas de los que callan en silencio.
Y hoy tu silencio me condenó.
Marian
alias panoptico23
son palabras en voz alta que dijo ella antes de partir
estaban escritas en rojo estridente para no sé quién
me gusta que se acomoden aquí
gracias por el saqueo, Libélula.
un beso sureño,
desde allende la mar
mh
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
¿Cuál hubiese sido nuestro destino si no nos adelantábamos antes a frenar lo esperablemente incierto?
Pero no!!
Teníamos que defendernos de la deliciosa amenaza del puñal de la felicidad antes de poder conocerla...
Hoy creo haber entendido tu cínica jugada: sos tan sólo un esclavo de la cobardía,
un súbdito más de nuestra Gran Señora.
¿Para qué levantarse si mañana vamos a caer?
Yo ya no acepto ese triste consuelo de mediocridad.
Me cansé de usar armaduras, porque al menos una vez quiero sentir que el fuego me consuma para poder renacer de mi ruina.
Quiero juntar mis cenizas y así reconstruir mi historia muy lentamente,
cuidando de cada minúsculo fragmento para ser plenamente consciente de todos los detalles que me conforman.
Si lo prefieren, pueden confundirlo con una estúpida variante del optimismo; pero en realidad, es algo mucho menos superficial que el auto convencimiento.
Tal vez ingenuidad...
Aunque muy contradictorio, lo acepto.
Porque, de alguna manera,
la plena consciencia está atrapada en la locura de la cobardía.
Y la cobardía es presa de la soledad.
Y la soledad gobierna las vidas de los valientes.
Y los valientes están destinados al sufrimiento.
Y el sufrimiento vigila las lápidas de los que callan en silencio.
Y hoy tu silencio me condenó.
Marian
alias panoptico23
4 comentarios
rojA mheL -
atrápa y arreméte, coño...!!!
y la historia del saqueo te la cuento por mail. mmmuuuackkk
marian -
rojA -
Ojalá lo siga haciendo.
carqueja -