Antídotos
El veneno te drena lento, Sudamérica mía...
capilares, venas, arterias
sube en medulares verticales
tus montañas, glaciares y faldeos
filtra en intrigas subterráneas
lagunas, canteras y desiertos.
Gota a gota te horada los cimientos
con la constancia precisa de ganarle
a todos los tiempos del recuerdo,
de disolver las memorias
y exterminar el pasado en la Historia
de tu pueblo sin historia
sin pisadas, sin testigos, sin fuentes,
sin lógica que documente tu existencia
antes del letargo del envenenamiento...
La ceguera es brillante como el sol del norte
en una brújula extraviada de continentes sureros
y la voz es brisa
arrastrada en lenguajes siseantes
de palabras remotas sin confines
ni latitudes, ni longitudes
para la australidad de tu hemisferio
El veneno es letal
alucina, duerme, paraliza
exprime, vomita, asesina
y el filo de un milagro sanador
ilumina el miedo y nace
en revuelta apasionada, entre tus manos
y las mías.
rojamhel
capilares, venas, arterias
sube en medulares verticales
tus montañas, glaciares y faldeos
filtra en intrigas subterráneas
lagunas, canteras y desiertos.
Gota a gota te horada los cimientos
con la constancia precisa de ganarle
a todos los tiempos del recuerdo,
de disolver las memorias
y exterminar el pasado en la Historia
de tu pueblo sin historia
sin pisadas, sin testigos, sin fuentes,
sin lógica que documente tu existencia
antes del letargo del envenenamiento...
La ceguera es brillante como el sol del norte
en una brújula extraviada de continentes sureros
y la voz es brisa
arrastrada en lenguajes siseantes
de palabras remotas sin confines
ni latitudes, ni longitudes
para la australidad de tu hemisferio
El veneno es letal
alucina, duerme, paraliza
exprime, vomita, asesina
y el filo de un milagro sanador
ilumina el miedo y nace
en revuelta apasionada, entre tus manos
y las mías.
rojamhel
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