la ReVuelta
Me desperté inquieta. Todavía tu calor besaba mi mañana y releí esos versos, como lánguido fantasma que acecha eternidades. Un reflejo gris en la mirada, me acusó siniestro y mudo y solo, sin pronunciar siquiera una palabra.
No hizo falta nada más. Respiré profundo y en una mano abierta estreché las culpas del verdugo, las exprimí, las astillé y toda la sangre se anegó de humo. Comulgué en ese segundo con la vida y me restregué en tu muerte, embadurnándome de idea. Sin promesas, prometí quererte y ya no sé si acaso pueda.
Hoy vuelvo a ser nadie en esta orilla. Hoy no tengo nombre. Hoy se extinguió mi sed y vuelvo a las calles de la noche larga, donde mis pies se pierden de miserias y el corazón se desvanece en estandartes de neblina.
Gira tu presencia azotándome las hojas . El viento de otoño me hiela el olvido y necesito arrancarte la luz de mis espejos, para hacer de cuenta que puedo conmigo . Y sigo imaginando que vivo y que lucho y que existo y que sé no querer (te) cuando digo
Quiero el abrigo vacío de un abrazo y la errante desnudez del vagabundo.
Quiero perder el vuelo en la batalla y derrumbarme exhausta en un abismo.
Quiero estallar mi amor en mil esquirlas que asesinen el hambre del deseo.
Quiero saber, que mi piel como carnada, es indeleble en las fauces del destino
aunque sea solo, por esta única vez .
mhiel silvestre
No hizo falta nada más. Respiré profundo y en una mano abierta estreché las culpas del verdugo, las exprimí, las astillé y toda la sangre se anegó de humo. Comulgué en ese segundo con la vida y me restregué en tu muerte, embadurnándome de idea. Sin promesas, prometí quererte y ya no sé si acaso pueda.
Hoy vuelvo a ser nadie en esta orilla. Hoy no tengo nombre. Hoy se extinguió mi sed y vuelvo a las calles de la noche larga, donde mis pies se pierden de miserias y el corazón se desvanece en estandartes de neblina.
Gira tu presencia azotándome las hojas . El viento de otoño me hiela el olvido y necesito arrancarte la luz de mis espejos, para hacer de cuenta que puedo conmigo . Y sigo imaginando que vivo y que lucho y que existo y que sé no querer (te) cuando digo
Quiero el abrigo vacío de un abrazo y la errante desnudez del vagabundo.
Quiero perder el vuelo en la batalla y derrumbarme exhausta en un abismo.
Quiero estallar mi amor en mil esquirlas que asesinen el hambre del deseo.
Quiero saber, que mi piel como carnada, es indeleble en las fauces del destino
aunque sea solo, por esta única vez .
mhiel silvestre
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