Blogia
cruz del sur

de cumbres, soles y borrascas

El insomnio me descubrió en rojo amanecer. Era una mañana fría y seca, colmada de brillos y cantos de pájaros. No quise desaprovechar ni un minuto y me arropé bien, para salir a la vida.

Con algunas reservas comestibles en la mochila, dejé la casona y me perdí en los caminitos arbolados de la villa, las quintas de frutales coloridos y el sendero pedregoso que me fue llevando hasta lo mas alto del cerro Triste.
No sé por qué ese nombre. El paisaje desde la cumbre era majestuoso, de campos fértiles arados, de hacienda, de humo en las chimeneas, de trabajo, de viento silbante, de cielo infinito, de águilas y libertades...

Fue una subida lenta y un cansancio merecido que valió la pena. Me aquietó la mente. Dejé que las alas se llevaran mis miedos y que las nubes me colmaran la ansiedad. Estuve quieta... un punto en el centro de lo inmenso, un átomo en el fuego de otro día, que fue igual y diferente a todos los demás.

"El camino hacia uno mismo
es siempre
una marcha en solitario..."

Esa vez, en mi primer cerro, supe que es verdad.

rojA ex-escaladora

0 comentarios