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cruz del sur

vagón 503

vagón 503 Un último adiós a la estación volvió a inundarme de aguaceros los párpados.
Era una postal grabada en mi cerebro y un puñal clavado, certero en mi pecho abierto.

No respondían mis pies,
querían hundirse,
enraizarse hasta lo mas impenetrable
de la roca madre y envolverla
y estancarme
y crecer
y ser
y morir allí,
de pie como los árboles,
como los muros,
como los sueños,
como el futuro de otro riel
sin tren...

mhiel

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