tiempo de crisálida
Hoy no tengo ganas de escribir. Me pesa el gris del aire en la garganta. Creí que era tristeza, pero no. Más bien se le parece al sopor de esa fiebre que desnuda tempestades.
Por eso, voy a quedarme quieta en esta orilla guarecida y esperar. Esperar que un ventarrón invernal me desparrame, o me desate el ahogo sereno, la calma compacta de estar, sin existir
rojA
Por eso, voy a quedarme quieta en esta orilla guarecida y esperar. Esperar que un ventarrón invernal me desparrame, o me desate el ahogo sereno, la calma compacta de estar, sin existir
rojA
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