El hambre y las ganas
Una ráfaga de luces
alumbra a la distancia,
la ciudad seca
la ciudad vacía
la ciudad gastada.
Luces de guerra
estallando en el cielo,
bombardeos impunes
de una campaña despejada,
vergüenza sobre la piel,
sobre la razón y el alma.
Y por encima
en la noche de los gritos,
dios...
de cara sin máscara,
de mirada cómplice,
de palabra muda, ciega y sorda
dios hambriento de sangre
en sacrificio,
de carne joven,
de universos de niños
desnutridos, enfermos,
desahuciados, y los menos tristes...
muertos.
Una ráfaga de luces
oscurece a la distancia
la tierra peregrina,
la tierra hereje,
la tierra yacimiento.
Luces de guerra
centellando en el cielo,
misiles aliados
de una avanzada siniestra,
dolor sobre la herida,
sobre la memoria y el desvelo.
Y por debajo
en la hora del espanto,
dios...
de manos sin guante,
de estómago revuelto,
de liturgia aberrante, agria y famélica
dios sediento de diezmo
en penitencia,
de vísceras rotas
de lástimas de madres
ausentes, prostituidas, explotadas
y hoy campo yermo
de hijos huérfanas.
Una ráfaga de luces
mata a la distancia...
Los caballeros de la cruz
han vuelto a sus andanzas,
dios es su escudo y su coraza,
dios global de la miseria,
dios poder,
dios lujuria,
dios riqueza,
dios del hambre y de las ganas...
Protégelos bien
porque el día del juicio
por fin ha llegado y nosotros,
los infieles...
lo estamos esperando.
rojamhel
alumbra a la distancia,
la ciudad seca
la ciudad vacía
la ciudad gastada.
Luces de guerra
estallando en el cielo,
bombardeos impunes
de una campaña despejada,
vergüenza sobre la piel,
sobre la razón y el alma.
Y por encima
en la noche de los gritos,
dios...
de cara sin máscara,
de mirada cómplice,
de palabra muda, ciega y sorda
dios hambriento de sangre
en sacrificio,
de carne joven,
de universos de niños
desnutridos, enfermos,
desahuciados, y los menos tristes...
muertos.
Una ráfaga de luces
oscurece a la distancia
la tierra peregrina,
la tierra hereje,
la tierra yacimiento.
Luces de guerra
centellando en el cielo,
misiles aliados
de una avanzada siniestra,
dolor sobre la herida,
sobre la memoria y el desvelo.
Y por debajo
en la hora del espanto,
dios...
de manos sin guante,
de estómago revuelto,
de liturgia aberrante, agria y famélica
dios sediento de diezmo
en penitencia,
de vísceras rotas
de lástimas de madres
ausentes, prostituidas, explotadas
y hoy campo yermo
de hijos huérfanas.
Una ráfaga de luces
mata a la distancia...
Los caballeros de la cruz
han vuelto a sus andanzas,
dios es su escudo y su coraza,
dios global de la miseria,
dios poder,
dios lujuria,
dios riqueza,
dios del hambre y de las ganas...
Protégelos bien
porque el día del juicio
por fin ha llegado y nosotros,
los infieles...
lo estamos esperando.
rojamhel
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