La Aldea
El ideal de una comarca donde no quepa el frío, el hambre, el odio, la injusticia
se nutre tantas veces de las falacias consumadas, que es difícil separar sobre la marcha, el sueño
del fanatismo.
Buscamos estar con quienes nos place estar. Buscamos evitar lo que nos provoca ira, dolor, malestar. Y vamos creando nuestros mundos paralelos, construyendo espejismos cercados de mil fosas, límites, fronteras y dragón.
La comunidad se reduce a iguales, modelos separados en estratos, colores estándares y reputación garantizada. Cerramos fortines detrás de cada fobia y somos el puente levadizo bien alto, de cada frustración.
La humanidad es tribal por naturaleza y desde el germen más remoto. Ser parte de es la premisa que ondea nuestra genética gregaria todavía: góticos, heavy metal, new romantics, yuppies, punks, hippies, skin heads, rapers, stones, retros, squatters, grunges etc etc etc . hasta el límite de la imaginación.
Nuestras ciudades son laberintos frívolos donde se conjuga el cúmulo rapaz de los instintos de clan: SUPERVIVENCIA. Y en esa rueda la lucha intestina de incurrir en nuestro espíritu dual de ser un Shekyll o ser Hyde.
Hicimos la prueba hartísimas veces refugiando nuestros monstruos tras las paredes del ghetto, los gulags, los kibutz y lo seguimos intentando en castillos sistemáticos barrios cerrados, suburbios, comunas, asentamientos, countries, villas, condominios, lofts
No se niega la verdad tras una puerta por más candados que cerremos a la vez.
La exclusividad nos exilia al espejo, a la banalidad de una vida al margen, confinada, apática y perfecta. Somos el reflejo del igual, que ante todos los no iguales se persigna y tiembla, cuando otros ojos le llenan la cara y descubre que hay un cielo humano y divergente, ajeno a la aldea y detrás de la pared
rojAmheL
Buscamos estar con quienes nos place estar. Buscamos evitar lo que nos provoca ira, dolor, malestar. Y vamos creando nuestros mundos paralelos, construyendo espejismos cercados de mil fosas, límites, fronteras y dragón.
La comunidad se reduce a iguales, modelos separados en estratos, colores estándares y reputación garantizada. Cerramos fortines detrás de cada fobia y somos el puente levadizo bien alto, de cada frustración.
La humanidad es tribal por naturaleza y desde el germen más remoto. Ser parte de es la premisa que ondea nuestra genética gregaria todavía: góticos, heavy metal, new romantics, yuppies, punks, hippies, skin heads, rapers, stones, retros, squatters, grunges etc etc etc . hasta el límite de la imaginación.
Nuestras ciudades son laberintos frívolos donde se conjuga el cúmulo rapaz de los instintos de clan: SUPERVIVENCIA. Y en esa rueda la lucha intestina de incurrir en nuestro espíritu dual de ser un Shekyll o ser Hyde.
Hicimos la prueba hartísimas veces refugiando nuestros monstruos tras las paredes del ghetto, los gulags, los kibutz y lo seguimos intentando en castillos sistemáticos barrios cerrados, suburbios, comunas, asentamientos, countries, villas, condominios, lofts
No se niega la verdad tras una puerta por más candados que cerremos a la vez.
La exclusividad nos exilia al espejo, a la banalidad de una vida al margen, confinada, apática y perfecta. Somos el reflejo del igual, que ante todos los no iguales se persigna y tiembla, cuando otros ojos le llenan la cara y descubre que hay un cielo humano y divergente, ajeno a la aldea y detrás de la pared
rojAmheL
2 comentarios
rojA -
y el miedo al miedo es el gérmen primario de la civilidad.
......
Así que egocéntrico...hem...???
zoroastros -